Comentario
De entrada cabe destacar la aparición de una gran variedad de culturas (individualizadas principalmente a través de los conjuntos cerámicos), aunque también se observa una cierta uniformidad en los tipos cerámicos desde el Danubio medio hasta el Egeo e incluso Anatolia occidental: son formas carenadas (en general en la parte baja del cuerpo), asas en cinta que arrancan del borde o protuberancias simples, superficies bruñidas, copas y jarros diferentes de los modelos anteriores y nuevas formas hasta ahora desconocidas.
En concreto citaremos, para las áreas noroccidentales de Europa central y la llanura septentrional europea (desde el este de Polonia a los Países Bajos), las fase tardías de las variantes regionales de la cultura TRB (vasos embudo), los grupos de las cuencas superiores del Danubio y del Rin y la perduración de los conjuntos uniformes del Chassey Tardío en Francia.
Los cambios importantes y que significan la ruptura material en estos conjuntos se producen alrededor del 2850-2350 a.C. en las zonas del centro-norte oriental europeo (cerámicas cordadas) y hacia el 2500 a.C. en el centro-sur, incluyendo Francia y Gran Bretaña (cerámicas campaniformes). Sólo en Francia, y como muestra de la intensa regionalización que sufren los grupos cerámicos, aparece una larga lista de conjuntos individualizados: la cultura del Sena-Oise-Marne (SOM) en el norte, los grupos de los Causses, Gougas-Saint Ponst Inicial, Couronniense y Veraziense en el Midi, los grupos de Vienne-Charente y Artenaciense en el centro-oeste y la cultura del Saona-Ródano (CSR) en el este. Esta última ha sido definida por importantes yacimientos palafíticos de la zona franco-suiza (Chalain, Clairvaux, Auvernier y Charavin). Se están consolidando los precedentes del Bronce Antiguo, excepto algunos casos de perduraciones locales muy enraizadas.